La carne producida in vitro, de la que hemos hablado en anteriores ocasiones, se presenta como una alternativa potencialmente más saludable y eficiente a la carne convencional.
Un estudio reciente evaluó el impacto medioambiental que podría tener este tipo de producción a gran escala. Se asumió el uso de un hidrolizado de cianobacterias como fuente de nutrientes y energía de las células musculares en crecimiento. Los resultados mostraron que la producción de 1.000 kg de carne cultivada requiere de 26-33 gigajulios de energía, 367-521 m3 de agua, 190-230 m2 de superfície, y emite 1.900-2.240 kg CO2eq.
En comparación con la carne producida de forma convencional en la UE, la carne cultivada implica el uso de aproximadamente el 7-45% menos de energía (sólo las aves de corral tiene un menor consumo de energía), la reducción del 78-96% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), la reducción del uso de tierra del 99%, y del uso de agua en un 82-96%, dependiendo del producto comparado.
Pese a una alta incertidumbre, se concluye que el impacto ambiental de la producción de carne in vitro sería sustancialmente inferior al de la carne producida de forma convencional.
Environmental Impacts of Cultured Meat Production. Hanna L. Tuomisto y M. Joost Teixeira de Mattos. Environ. Sci. Technol., 2011, 45 (14), pp 6117-6123